La acción positiva de un vecino con los niños de las comunidades de los Pueblos Originarios.
Hay muchas frases que hacen alusión al tiempo en la vida, José Luis Sanpedro dice que “El tiempo no es oro; el oro no vale nada, el tiempo es vida” y como sociedad deberíamos respetar y enaltecer a los vecinos que a través de sus acciones “regalan” su tiempo a los demás, sabiendo que el ayer ya es pasado.
En nuestra ciudad, como en todo el mundo, hay personas que consolidan ese valor de la empatía y la solidaridad brindando su tiempo en causas nobles.
Es el caso por ejemplo, de los vecinos que abren sus merenderos para dar esa comida del día que necesitan niños y adultos para subsistir; Vecinos que se preocupan y ocupan para sanar a nuestros niños y jóvenes de las adicciones, un flagelo que desnuda ese estado de vulnerabilidad que a veces no vemos o no queremos ver; vecinos que brindan su tiempo para acercarnos a Dios a través de diversas actividades; vecinos que transmiten conocimientos sin esperar nada a cambio; Vecinos que se reúnen en fundaciones sin fines de lucro para buscar asistencia procurando la cura de enfermedades complejas como el cáncer; Vecinos que se unen y buscan mejorar la calidad de vida de su comunidad a través de los Centro Vecinales o de manera particular . Seguramente hay muchos mas.
Hoy quería detenerme en la actividad de un vecino, Adrián Díaz que es Técnico en Producción Forestal, título obtenido en el IFSD (Instituto Superior de Formación Docente) de la Provincia de Corrientes y que a su tiempo lo divide en vender productos de limpieza (Productos Gabriel) para contener a su familia, pero que desde hace muchos años se preocupa y se ocupa de las comunidades de los Pueblos Originarios haciendo realidad sus proyectos, en las medidas de sus posibilidades.
Es decir, la importancia de compartir con los demás y a su vez enseñar y predicar con el ejemplo.
En las comunidades de los Pueblos Originarios de nuestra jurisdicción, durante los fines de semana, feriados, fechas especiales, despliega su imaginación y junto a otros vecinos concretan días de alegría a través de un chocolate, anchi o refrigerios. A los niños y a sus respectivas familias se los contiene también con la palabra de Dios.
Adrián, también aporta sus conocimientos técnicos y enseña a los niños a identificar plantas aconsejando cuidarlas por su importancia en el medio ambiente y rezar por ellos, sostiene que “motiva a enseñarle a los chicos, la importancia de cuidar y saber de las plantas , para que después obtengan la recompensa de sus frutos.
En este sentido continúa con el proyecto de ayudar a cuidar los plantines de cítricos, que en su oportunidad el Delegado de Asuntos Indígenas, Dr. Ángel Marcelo Córdova, distribuyó a las Comunidades Originarias.
Su trabajo comenzó con las comunidades Capy, Chiripa, Tres Paraísos, Chorote 2, Quebradita, Le-wet, Cinco Paraísos, Pin-Wet, Urundel, Wichi Matacos y Nueva Generación.
Estaba previsto que también lo hiciera en la Comunidades Wichi Pérez y EL Tuscal.
Sería importante que se expanda esta idea de enseñar a los niños a preservar nuestra naturaleza a través de la plantación de especies arbóreas y su cuidado, teniendo en cuenta la fragilidad de nuestro medio ambiente, que en los últimos días se vio devastado con los incendios en distintos puntos de la región.