Roberto de los Ríos, padre de Celeste, visiblemente conmovido, alcanzó a contar que presenció el momento en que los rescatistas ascendieron y luego descendieron de las alturas con el cuerpo de su hija. “Yo llegué a Colanzulí y a unos 10 kilómetros vi los vehículos de los rescatistas. Me quedé hasta que regresaron con el cuerpo de mi hija. Esto fue ayer (por el viernes)”, relató.

Pero “el jueves, pasadas las 14 aproximadamente ella salió y luego se produjo su deceso. Mi hija se desbarrancó. A ese cerro lo conozco por el filo, hay una senda arriba. Ella bajaba a vacunarse contra el COVID y fue deslizada hacia abajo por el viento fuerte porque en ese momento las nubes estaban bajas, tapando los picos de los cerros y estaba cayendo agua nieve”, manifestó el hombre, de 68 años y oficial de gendarmería retirado.

Temporal

Sostuvo que el viento arrojó a su hija al vacío. “Ella era flaquita y ese lugar se llama “las 79 curvas”, es decir, en el filo del cerro ya sea cuando uno va subiendo o bajando hay esa cantidad de curvas. Mi hija venía bajando y el temporal la agarró ahí y me la arrojó al vacío”, expresó con profundo pesar.

La fiscala penal de la Unidad de Femicidios, Mónica Poma, quien investiga la muerte de la mujer había señalado que los informes preliminares que recibió, indican que se trataría de una muerte accidental, aunque se aguardaban los resultados.

Hoy en la mañana la familia recibió el cuerpo de Celeste en la morgue de Iruya y partieron hacia la ciudad de Orán donde le darán sepultura.

“Estoy malísimamente, destrozado. Sinceramente no tengo ganas de vivir. No hay consuelo. Siento mucho dolor. Perdí mi hija que tanto amor le tenía a la docencia. Estamos mal, mi señora está desconsolada, toda mi familia”, expresó con profundo dolor.

Responsable

Roberto de los Ríos considera que hay responsables de la muerte de su hija. “Pienso que hay responsabilidad porque deben haber directivas de que ninguna persona que sea docente y esté sola pueda trasladarse de un lugar a otro en una zona montañosa, o de cerros. Nadie puede andar solo por ahí porque es un peligro y puede desencadenarse una tragedia en cualquier momento. El cargo, la responsabilidad del hecho es de la directora. Como padre voy a ver todas las anomalías sucedidas pero para eso tengo que estar calmado, ahora estoy muy mal, dolorido, cansado”, hizo hincapié.

Roberto recordó a su hija Celeste con gran afecto y cariño. “Ella era lo más puro que existía. Era genial. Una mujer bien educada. No le importaba cuanto tenía que sacrificarse. Ella hacía patria. En mis tiempos siendo gendarme recorrí tantos lugares inhóspitos por La Quiaca, Catamarca y ese valor, ese espíritu lo tenía ella”.

Agregó que “como padre tengo que hacer algo. No les digo que en este momento pero tengo que recurrir a alguien para saber bien que pasó. Es negligencia de la directora largar a una subalterna que dependía de ella para que se venga sola. La directora debía estar pendiente de sus subalternos porque ella es la cabeza, la responsable, la que tiene el mando y no tenía que permitir que una docente salga sola a la zona montañosa con las inclemencias del tiempo y más tratandose de una mujer”, sentenció.

Familia agradecida

La familia de Celeste se mostró agradecida con el intendente de Iruya, Alfredo Soto. “Nos brindó cena y alojamiento en medio de los 15 grados bajo cero que hacían y en medio de esta pandemia que nos afecta a todos y que complicó bastante a Iruya en su momento. También le agradecemos al Ministerio de Seguridad, los Bomberos, rescatistas, la Policía de Nazareno, Iruya, la comisaría, el registro que a las 1 de la madrugada me hizo el acta de defunción

Por su parte, Norma de los Ríos, tía de Celeste y hermana de Roberto expresó que no encuentran consuelo, que por momentos se sienten alterados por lo que les toca vivir y agradeció a la supervisora del nivel primario de Orán, Mónica Carabajal que desde el primer momento se puso en contacto con ella y gestionó todo lo que se requería para el traslado y sepelio de Celeste. También agradeció a Claudia Pomares de Acción Social de la Municipalidad de Orán quien les brindó la capilla ardiente para el velorio y el traslado al cementerio. “Mi sobrina era una docente super dedicada y así la recordaremos siempre”, finalizó.

FUENTE: EL TRIBUNO DE SALTA